Por Joaquin Luis Barbado Serrano
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16 de agosto de 2020
INTRODUCCIÓN: GRAFÍAS EN PARTITURAS MANUSCRITAS. (introducción del trabajo de investigación) La escritura es un gesto y como todos los gestos que realizamos en nuestro comportamiento cotidiano, está compuesto por factores conscientes y otros inconscientes. Los primeros son voluntarios, tenemos conciencia de ellos, queremos escribir y escribimos a través del ejercicio motor consistente en coger el útil con los dedos pulgar e índice apoyamos sobre el anular, mientras el pequeño meñique nos marca la dirección reptando suavemente por el papel. Los segundos son involuntarios, por lo tanto inconscientes que dan lugar a otros gestos de enorme valor cualitativo y signaléctico. Este movimiento gestual que aprendemos en la infancia se personaliza a medida que crecemos y maduramos, de factores inconscientes y espontáneos, que nos van alejando del modelo aprendido y van dotando a nuestra escritura de una personalidad genuina, original y exclusiva. El Documento manuscrito es la muestra donde se afana el perito Caligráfico, en él se manifiesta la impronta del grafismo del escribiente, tanto en su vertiente estructural como dinámica (forma y movimiento). En su ardua labor de investigación y cotejo de muestras dudosas versus auténticas, analiza un inmenso elenco de parámetros grafonómicos: orden espacial, forma, ambiente gráfico, dimensiones, presión, dirección, cohesión, inclinación, velocidad y cadencia, caja renglón, espontaneidad, sinceridad, factores endógenos, factores exógenos, y un largo etc., de todos ellos el elemento de mayor relevancia identificativa es el que llamamos “gesto tipo”: trazos personalizados en la escritura, que son inconscientes y genuinos de cada persona haciéndola única e irrepetible”. La “clave” en notación musical es un signo cuya función es indicar la altura de la música escrita, asignando a una línea del pentagrama una nota concreta, punto de referencia para establecer el nombre del resto de las notas. Los tres símbolos actuales utilizados son clave de Do, clave de Fa y clave de Sol, siendo el resultado de la evolución histórica de tres signos representados respectivamente por la letra “C”, “F” y “G”, que más adelante desarrollaré su evolución histórica dentro de la nomenclatura occidental. De todas las grafías musicales existentes (figuras, silencios, signos de repetición, alteraciones, matices, ligaduras de expresión, ligaduras de prolongación, líneas divisorias, líneas adicionales, etc..) las “claves” son las más complejas en cuanto a su trazado, dimensiones, forma, orientación, situación, arranque y desenlace; por tanto más difícil de plasmar y de imitar, lo que me lleva a determinar, que: La “Clave” en la partitura manuscrita equivale a la “firma” de un documento. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir, que la firma cuanto más completa y compleja sea más facilita la labor del perito para identificar a su autor; pues lo mismo ocurre con la “Clave” musical, su dibujo y trazado es por sí misma compleja, lo que aumenta las posibilidades de identificar a su copista o mano autora. En éste trabajo de investigación mostraré un exhaustivo catálogo comparativo de “Claves musicales” de los principales compositores de la música Barroca y Clásica, adjuntando en su caso firmas y otros “gestos tipo” relevantes. Como curiosidad significar que en aquellos tiempos el útil de escritura habitual era la pluma, cuyo análisis grafonómico varía considerablemente del actual, ya que la simple inclinación del ángulo de la plumilla varía el calibre del trazado y entintado. Este estudio tiene por objeto identificar de forma categórica al compositor escribiente del manuscrito musical, o bien descartarlo e identificar a su copista.